En Europa La caída de la Unión Soviética y el fracaso de la experiencia comunista ante el empuje del capitalismo acabó con un viejo fantasma: la guerra fría. El mundo ya no se repartía en dos facciones enfrentadas: desaparecía la posibilidad de un conflicto nuclear generalizado y las guerras locales tenían que redefinirse. Obedecían a problemas étnicos, religiosos, fronterizos, pero no suponían un enfrentamiento encubierto de intereses entre las dos grandes potencias en suelo de terceros. Otro paso importante dado en esa dirección fue el acuerdo firmado en París, el 19-XI-1990, entre los países integrantes del Pacto de Varsovia (luego desaparecido) y los de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que decidió una sustancial disminución del armamento convencional instalado en Europa.